jueves, 30 de octubre de 2025

El tranvía de Martin Moniz me llevo a la verdadera Lisboa

La historia comienza así, mi hermana menor Marcia había llegado a Europa después de tantas cosas que le sucedieron unas graciosas y otras desagradables, y me anunció que vendría a visitarme para pasar mi cumpleaños en marzo de este año conmigo, y por supuesto yo feliz, estaría mi hermana conmigo después de 6 años sin venos, y mucho menos abrazarnos.
A su llegada conversamos para armar el itinerario para que durante los 4 días que iba a estar conmigo que incluía el día de mi cumpleaños, conociera un poquitín de Lisboa, y dejamos para ese día, el de mi cumple concretarlo con mi esposo para que paseará con nosotros y así fue. Cuando le comentamos a él, inmediatamente dijo, entonces ese día paseamos en tranvía y lo tomamos desde Martin Moniz… y yo quedé muda, porque desde tiempo que a mi esa la parte de la ciudad y otra mas que no me gusta andar.
La historia del tranvía de Lisboa comenzó con "coches americanos" tirados por caballos en la década de 1870, era el transporte de la ciudad, la conocida ciudad de las siete colinas, que es de calles estrechas y aceras incómodas de andar, pero hermosa y cautiva por sus olores y colores. La electrificación se inició en 1897, inaugurando la primera línea eléctrica en 1901. Para 1920, la red ya contaba con 17 líneas. Esta red se expandió hasta su auge en la década de 1950, llegando a tener más de 20 líneas. Con la llegada del metro y el autobús a partir de la segunda mitad del siglo XX, la red disminuyó drásticamente, quedando hoy solo cinco líneas. Hoy en día estas líneas circulan por el centro histórico y son un símbolo de la ciudad, que distingue a Lisboa con las otras ciudades de Europa, siendo el famoso tranvía 28 es el más representativo.
Bueno después de contarles un poco, llegó el día de nuestro paseo y nos fuimos directo a Marques de Pombal para bajar caminando a Roscio y atravesar para llegar a la megacola en la plaza de Martin Moniz, para tomar el tranvía 28 y aquí comienzan las anécdotas de un día singular. Mi esposo quería pasearla de subida y bajada por el trayecto del tranvía 28, pero cuando llegamos al final de la avenida Almirante Reis, toda el área estaba en reparación de asfalto y la cola para montar en el tranvía era muy larga y se escuchaban muchos comentarios. Mi esposo caminaba rápido guiado por Google maps su amigo inseparable y yo le dije ten cuidado hay charcos de agua sucia, lodo y lo negro de asfalto, porque estaba estrenando zapatos blancos, pues allá voy terminó en medio de un charco y mi hermana y yo risas, risas, y él se molestó, entonces además se entera que el tranvía no esta haciendo el trayecto porque esta en reparaciones las vías, yo le digo entonces vayamos en microbuses que suben lo que interesa es ir a los miradores, y acepto. Ver Lisboa desde arriba, es sentir su esplendor y su encanto.
Subimos y llegamos a Engraça. Situado al lado del Castillo de San Jorge, este balcón junto a la iglesia de Graça ofrece unas vistas similares a las del castillo, ideal para ver el atardecer, es un lugar ideal para tomarse algo, quizás una copa de vino en la cafetería que se encuentra en el mirador frente a la Iglesia. Pero eso es impensable cuando el guía turístico es mi esposo, hoy el nombre actual del mirador es “Sophia de Mello Breyner Andresen”, y hay un busto en la plazoleta central frente a la iglesia, en honor a la ilustre poetisa, pero todo el mundo sigue conociéndolo como da Graça.
La iglesia por primera vez estaba abierta, yo nunca había logrado entrar a la Iglesia de la Virgen Milagrosa aquí en Lisboa, estaban preparándose para un evento, es tan hermosa y el altar majestuoso, como escalinatas, pero muy oscuro y no se puede apreciar bien a la virgen, que está en la punta, es amplia y contempla un museo, al cual no pudimos entrar, pero mientras yo oraba, feliz y deleitada, mi hermana me toca el hombro y me dice, mira a tu izquierda. Al voltear estaba allí frente a nosotras la Virgen del Rosario, para nosotros “La Chinita” tal cual, como esta en nuestra Maracaibo, nuestra ciudad natal. Mi hermana y yo nos abrazamos, dimos gracias, lloramos, cada una rezó en silencio y juntas encendimos una vela y le dimos las gracias a la Milagrosa y a la Chinita porque permitirnos estar juntas, porque mi hermana me dijo que vino para quedarse. Nunca voy a olvidar ese día, para mi pleno de magia y amor. Al salir fuimos al tranvía para bajar en él, y de repente le dicen a mi esposo, que tampoco bajaba por la ruta habitual, sino otra, y bueno así nos montamos, nos reímos, ella y yo por la decepción de mi esposo de lucirle a mi hermana su ciudad y no pudo ser como él quería, pero como íbamos llenas de alegría, no nos importó. De allí fuimos almorzar y brindamos una nueva etapa en nuestras vidas llenas de felicidad, dicha y prosperidad, Pero mi hermana nos dice al final, cuando íbamos en el tranvía vi unas callecitas que me gustaría conocer y visitar y esa es otra anécdota que les voy a contar, como descubrir los rincones de Lisboa, pero desde las perspectivas de mis 2 hermanas, una curiosa por lo antiguo y la historia y la otra inquieta y nerviosa de descubrir la historia y algunas cosas de la humanidad. Así que estas historias continuaran…

lunes, 21 de julio de 2025

Una primero y la otra después

La visita de mis hermanas a Lisboa, vinieron al viejo mundo... a Europa, ellas no lo podían creer y yo tampoco. El año 2022 comenzó con aires pesados y tristes para nosotras, mis hermanas estaban en Venezuela, uno vivía en Puerto Ordaz y la otra en Maracaibo y pasaron las navidades juntas con mi mamá, porque mi mamá había sobrevivido al Covid, y lo digo de esta manera, porque realmente fue así, se vio muy mal, ella pensó que se iba, pero Dios le dijo que no era su momento, sin embargo, nosotras sus hijas pensamos y creemos que le dejo secuelas.
En enero de 2022 mi hermana Marcia regreso a su hogar en Puerto Ordaz y mi hermana Maira quedo en la casa con mi mamá y su esposo, otra vez solo los tres. En ocasiones, mi hermana Maira me decía que si cuando yo conversaba con mi mamá no la sentía extraña, y de verdad que no, las conversaciones con mi mamá eran especiales, hablábamos de historia, de noticias internacionales, de series de Netflix y demás hechos de la vida, siempre fue así hasta el final de sus días. Pero mi hermana me decía que ella la notaba distante y ausente, con motricidad compleja y a veces en el pasado. A mediados de año mi mamá se cayó y tres meses después falleció. Esos tres meses, todas dimos todo, nuestros ahorros, nuestros corazones cada una a su manera, yo en la distancia y la agonía de no poder ir a Venezuela a estar con ella, mi hermana Maira conoció el miedo y la incertidumbre no la dejaban vivir sintiendo culpa y responsabilidad sobre lo que sucedía y mi hermana Marcia también sentía culpa y miedo, de saber que el momento ese que no ocurrió a finales del año estaba llegando ahora... quedamos sin nada, ni ahorros, ni muebles, ni prendas de oro, solo la compañía de gente amiga, de nuestro amor incondicional a mi mamá y de lo vivido en su capítulo final. Nos quedaba la separación porque ella era quien nos unía cada Navidad en Maracaibo, ahora yo en Lisboa, mi hermana en Puerto Ordaz y la otra en Maracaibo, seguiríamos como familia, pero con mucho espacio geográfico de por medio, solo whatsapp, instagram y facebook nos alegraban.
De repente, sin más ni menos en verano de 2023, mi hermana Marcia me dice que su hija, la segunda se viene a vivir a España, y que luego ella vendría. Que alegría, mi sobrina iba a trabajar duro y ahorrar para darle ese regalo a su mamá, y de repente en 2024, mis hermanas me dicen que se vienen juntas en noviembre. Porque mi hermana Marcia venía a estar con su hija en Madrid y Maira había renovado pasaporte y su hijo que vive en USA le dijo que se viniera hasta acá que era más fácil para verla y abrazarla. Así ocurrió el milagro, solo que una, vino primero y la otra después, Marcia no alcanzó todos los papeles que debía tener para salir, así que tuvo que suspender el vuelo y esperar, entonces en noviembre llega Maira, viaja sola, con miedo y muchas expectativas con su explosiva personalidad a disfrutar de Europa, de Lisboa y Aveiro, aquí en mi hogar y en un lugar preparado solo para ella y en Aveiro en la casa de su otro hijo, a quien tenía 8 años que no veía. Abrazos y besos por doquier, anécdotas entre cervezas y vinos, sidra y gatas... y la agonía de su bienestar, pasando frío por el invierno y sin querer recibir el roce de mis lindas gatitas. Pero pasamos la Navidad 2024 juntas, comimos, peleamos algunas veces, pro nos dimos une gran abrazo d lada y de despedida, nos lo debíamos, un abrazo de condolencias. Se regreso a su Maracaibo, que extrañaba tanto, ya a principio de enero le parecía que llevaba mucho tiempo aquí, quería volver a casa, a la casa con mi mamá. Una mamá ausente que le pidió que nunca la dejara.
Luego en marzo, continuo el milagro celebre mis 57 años con mi hermana Marcia, ya había llegado a Madrid y vino a visitarme por 4 días. Fueron paseos, risas, vino y muchos cuentos... mucho de qué hablar, más llena de nostalgia, por su familia, que se dividía, unos hijos aquí y otros en Venezuela, por atreverse a experimentar vivir en Europa, y por contarme el miedo que había vivido con la enfermedad y la muerte de mi mamá. Eso significo mucho para ella, y la hizo cambiar, haciéndola fuerte para pensar más en cual era la vida que quiere vivir, y analizando lo que había vivido, más para los demás y menos para ella. Su vida no le pertenecía, se la había entregado a otros y estaba tomando la difícil decisión de comenzar a vivir, sin saber cómo, ni dónde.
La vida es así, algunas cosas primero y otra después, por eso dicen que el tiempo de DIOS es perfecto, todo llega cuando tiene que llegar y todo pasa cuando tiene que pasar. Gracias Mamaita, por todo lo que nos distes, lo que nos enseñaste, lo que nos entregaste, por tu alegría por vivir a plenitud.
Mary Angel

martes, 6 de mayo de 2025

Mis dos papás

 

Así era el nombre de una serie de televisión norteamericana que trasmitían en Venezuela mientras fui adolescente, la serie trataba de una niña que era criada por dos hombres, uno ejecutivo, serio y disciplinado y el otro todo excéntrico, dedicado al arte y la cultura. ¿Por qué les comento esto? Porque justo esta era la dualidad de mi familia. Yo quería un chico como el papá todo fuera de lugar, porque era alto, de ojos claros y super divertido, y mi familia quería un ejecutivo, un chico formal y de una familia conocida.

Pero para que ustedes vean y sepan como son las cosas, las visualizaciones pueden ser imaginarias y creadas o lo que vemos constantemente y con lo que nos conectamos constantemente durante tu niñez y juventud también son tus creencias, porque le diste instalar como X en tu mente/cerebro, pues mi esposo es justo el resultado de todo lo que yo vivía y me imagina durante mi época de la adolescencia y la juventud durante la década de los ochenta, la conocida como generación Haley, esa generación que paso rápidamente de lo análogo a lo digital, que creo su propia brecha generacional y rompió muchos paradigmas. Éramos y somos adaptativos y altamente intensos.

Porque les cuento todo esto, porque reviví esos momentos, mi vida durante los ochenta yendo al concierto de Karina, la cantante venezolana, que se presentó aquí en Lisboa y en el preámbulo colocaron solo canciones de venezolanos que estaban pegados en la radio durante esa época y mi esposo las cantaba todas, y me lo quede mirando y volví a mis dos papás… él es y era ese hombre extrovertido, nada formal en su forma de vestir, que adoraba la música y yo el baile, que le gusta ir a conciertos y cantar. Era la época de las series Miami Vice, Camionero BJ, y los cantantes Sting con Police, Men at Work, Air Supplay. En Venezuela éramos felices, muy felices, disfrutábamos de la música, de la moda, de la gastronomía y de la vida, porque siempre éramos alegres y compartíamos entre todos.

Hoy después de 35 años juntos, seguimos felices, en una felicidad muy nuestra, entre discusiones, desafíos y diversiones, de familias a las cuales honramos y sentimos que debemos sanar como almas reparadoras, y sin miedo a volver a empezar, cada vez otra vez. Porque somos un par de valientes y adaptativos e intensos. Porque cuando nos proponemos algo, aún en medio de discusiones, desafíos y tensiones, encontramos abrazos, llantos, euforias y besos con amor. Porque sigue siendo ese hombre informal, desestructurado, pero muy disciplinado y enfocado cuando se plantea algo, aventurero y arriesgado, lo que yo tenía que aprender, y el conmigo consigue estabilidad, conocimientos, razonamiento y espiritualidad, con disciplina y orden. Dando cada uno su lugar en nuestro equipo llamado matrimonio con título familia unida y con amor.

Mis dos papás: Rey y yo somos los dos, y nuestra familia es la niña que tenemos que cuidar. Somos de los ochenta para el siglo XXI.

Feliz Aniversario Familia Andrade Bohorquez

lunes, 3 de marzo de 2025

Somos el trío: Las “Bolorques”

 

Marcia, Maira y yo en Navidad

   Las Bolorques nos comenzó a decir, mi cuñado a mis hermanas y a mí, en las navidades, después que mi hermana Marcia y su marido Rider comenzaron a pasar las navidades en Maracaibo, cuando él veía que nos reuníamos las tres a bailar y cantar y terminamos solas en el medio de la sala de estar de la casa de mi abuela, y nos reíamos, éramos felices, repetía a cada rato: “las bolorques cuando se apagan”.

   En realidad, éramos así unas mujeres con tantas historias, que no teníamos fin, no nos cansaba, cantar, bailar, beber, bromear, reír, hacer cosas, mi hermana Maira y yo limpiando y acomodando, y Marcia haciendo comida a cada rato. Sin embargo, debo decir que mis hermanas eran y son muy desafinadas, y mi mamá las termino bautizando las hermanitas “Cállense” por una telenovela colombiana que se llamaba las hermanas Calles, y ella le decia: Cállense, Cállense, ya dejen oír la música.

Somos tres, las hermanas Bohórquez Gutiérrez, María de los Ángeles, que soy yo, la mayor, y que me dicen Mary Angel, Maira Fabiola, que le dicen mayita o Mairita, y mis hijos la bautizaron como Tía Chi, porque es alérgica y estornuda mucho y Marcia Elizabeth, que le dicen Marcia. Cuando éramos niñas jugábamos mucho las tres, sobre todo recuerdo jugar a hacernos cosquillas en el pasillo del apartamento, donde crecimos, porque al cerrar todas las puertas, el pasillo quedaba totalmente oscuro y entonces comenzábamos a hacernos cosquillas, y a veces nos golpeábamos, porque no veíamos nada, pero estábamos muertas de la risa.

   Después jugábamos por parejas, Marcia y yo pasamos unas vacaciones jugando a la ciudad con los juguetes de Fisher Price porque teníamos la Villa, la casa, el hospital, y muchos personajes o muñequitos y haciamos la vida de la ciudad como un pueblo cualquier de los EE.UU. éramos felices, solo nos parábamos para ir a comer, al baño o a dormir. Con Maira jugábamos al salón de belleza y nos maquillábamos, nos hacíamos peinados, y salíamos a pasear a los centros comerciales, inventamos historias de novelas, porque Maira era muy enamorada y novelera.

   Crecimos con mucha felicidad, siempre alegres, comíamos de todo, mi papá nos llevaba el desayuno sábados y domingos, cosas que nos encantaban, y los domingos almorzábamos en la calle, conocimos todos los restaurantes de la ciudad. A veces mi mamá inventaba salir a ver vitrinas, a mí me encantaba, porque al terminar nos llevaba a la heladería y siempre en estos paseos iba mi abuela Camila.

Bailando

   Pero cuando comenzamos la adolescencia de cada una, nos fuimos separando, solo nos unía las fiestas en casa de mi abuela, los cumpleaños y la navidad. Cada Navidad era única y aún cuando conversamos, porque tenemos un grupete de whatsapp nuestros recuerdos se van a las navidades inolvidables en la casa de mi abuela en Maracaibo, allí nos encontramos, porque mi hermana vivía en Puerto Ordaz, y yo por muchos años en Caracas.

   Las bolorques hoy seguimos siendo un trio, que ya no cantan, ni bailan, ni ríen, ni preparan comida, ni acomodan, ni pelean, son tres hermanas, mas unidas que nunca en la virtualidad, porque así lo hizo y quiso mi mamá, porque su ausencia lo que nos ha dado es fuerza, unión, comprensión, tolerancia, confianza y serenidad. Nos une el saber que estemos bien de salud física, mental y emocional, ahora cada vez más distantes, una en Venezuela, la otra España y yo en Portugal, pero nos ata un sentimiento de amor y felicidad, porque crecimos con alegría, consentidas y protegidas, y ahora nosotras nos brindamos amor y protección y solo nos dedicamos canciones, nos reímos de memes que nos hacen nuestros hijos, bailamos solas en cada casa, no cocinamos mucho y no acomodamos nada, porque al intentarlo resultamos negadas. Es nuestra realidad.

Marcia, Maira, mi mamá y yo
   Soñamos con volver a estar juntas para cuidarnos las tres en la vejez, y solo Dios sabe en cual ciudad será. Somos un trío, somos las tres: Mary, Maira y Marcia… las Bohórquez.

Mary Angel

@maryangelboho