martes, 30 de marzo de 2021

Mi vida en dos maletas

 

Plaza de Comercio en Lisboa


Recientemente cumplí dos años de mi llegada a Lisboa, Portugal y reflexioné sobre todo lo que esto involucraba, no solo por el viaje en sí mismo, sino porque para mí era la tercera mudanza de ciudad. Entonces, pensé que me hace valiente para hacer eso y la respuesta que me llegó rápidamente, es la pregunta de una amiga, como te puedes llevar tu vida en dos maletas.

Nunca había visto a mi vida, metida en dos maletas, para mis las dos maletas que puedo llevar representan lo que soy, lo que puedo hacer y lo que tengo, pero nunca que las 2 maletas eran mi vida. Justo pensando en eso, vino a mi la noche que llamé a mi prima que ya había emigrado, y le pregunté, que cosas realmente eran importantes para llevarme, mas que ropa o accesorios. Ella me respondió aquello que no vas a poder comprar otra vez, que nunca vas a olvidar y que cuando estés sola contigo misma, quieras tener.

Aquello significo días de reflexión y empecé a desempacar para incorporar cosas que tengo y no podría volver a comprar o hacer, las fotos impresas de mis abuelos y bisabuelos, un broche de mi tía abuela, que nunca voy a olvidar, porque ella antes de morir me lo regalo, y se que para ella era muy importante, el juego de tazas de café que me había regalado mi abuela, un tapiz de Venezuela que me regalaron mis estudiantes, unas blusas de mi abuela, que me quedaron de herencia, unos adornos de navidad, mis medallas de la virgen Chiquinquirá y la Madre Milagrosa, y las novenas con un rosario para rezar.

Cuando estoy pensativa y sola, tomo café en las tazas que fueron de mi abuela, me pongo el broche, rezo las novenas y miro las fotos de mis ancestros, y después, voy y busco el tapiz que aún no he colocado en las pareces, lleno de colores y vida.

Pero, esos objetos son solo la representación de mis dos maletas: una cargada de amor y esperanza, y la otra de mis miedos y bloqueos. La suma de lo que soy, de lo que hago y de lo que tendré. La maleta de amor está llena de colores, de rojo, amarillo, anaranjado, verde, azul, morado… esta llena de mi alegría y mi energía ante la vida, de mi entusiasmo y valentía para volver a empezar, de mi pasión y de mi espíritu aventurero. Plena de mis oraciones, y ahora mis meditaciones que me colman de Fe y Fuerza para conectarme con Dios y con el Universo.

En Parque Naciones

La otra, la que juega con mi libre albedrío y juega a ser más pesada, sobre todo en los días sombríos, y lo que hace es ruido, del murmullo de la gente cuando camino, de lo que creo que es el menosprecio que me han contado los otros que han emigrado, de ser una minoría en un lugar, de no saber responder en una lengua extranjera, la que tiene miedo de molestar o incomodar por no sentirse parte o con pertenencia, la que siempre se siente fuera de lugar.

Cuando les digo esto… es porque yo no lo he vivido, es lo que me han contado los demás, mis dos maletas venían, si justas en sus 23 kilos, con mucho amor y esperanza, en busca de un horizonte nuevo por una mejor calidad de vida, y con algunos accesorios de miedo.

Porque lo que he vivido hasta ahora solo es paz, calma y serenidad, me he conseguido con personas muy amables y solidarias, con una lengua distinta, pero no difícil de hablar, con un acento marcado y respetado, pero no por no tenerlo, paso por ser humillada, todo lo contrario, mi acento denota que soy natural de Venezuela, y eso a la gente de aquí le encanta, y lo manifiestan dando las gracias, porque fuimos el país que recibió más portugueses en el mundo y los abrazamos como hermanos.

Yo solo sé, que soy feliz, que aprendo cada día, que no olvido, ni niego mis raíces, que enaltecen mi imagen y forma de ser, que con amor o con miedo quiero crecer y seguir viviendo esta vida nueva que me toco emprender.

No es una vida en dos maletas, son dos maletas y otras muchas mas en mi vida, una vida llena de nuevos caminos, de renovarse o reinventarse, de hogares nuevos y muebles nuevos, de sabores por descubrir y de rincones por curiosear, llena de abundancia y prosperidad, de la dicha de ser quien quiere ser a donde quiera que voy, de ser reconocida, de ser, de hacer lo que corresponda y de tener lo que quiera alcanzar. Solo soy yo.

Así decía mi papá siempre… Yo soy yo.

Mary Ángel Bohorquez

 

martes, 2 de marzo de 2021

Mi primer voto en Portugal

 


Fueron el 24 de enero de 2021, ya ha pasado un mes y no ha pasado nada. Fue así también mi experiencia de ir a votar. No paso nada… y es que llegue al país, que siempre deseaba, un país donde todo sea tranquila, y con serenidad.

Como saben vengo de Venezuela y desde niña, las elecciones presidenciales, se convertían en un carnaval, se forraban las calles y las casas con propaganda política, cualquier cantidad de material POP y jingles por cada campaña, caravanas y cualquier cantidad de actividades mientras se estaba en campaña electoral. Luego, el día de las elecciones alrededor de los centros electorales eran de feria, vendedores ambulantes, parlantes con música, muchos carros van y vienen, y los medios de comunicación todo el día con operativos especiales. En fin, todo el país abocado al proceso electoral.

Pero este 2021, ya como ciudadana portuguesa, me correspondía ir a las primeras elecciones, dos o tres días antes mis hijos y yo, no sabíamos los nombres de los candidatos, tuvimos que hacer una investigación en internet, para reconocer sus nombres y sus ideologías, o la tendencia que representan, porque desde allí sería sus formas de gobernar. Tomamos la decisión y la noche anterior, decidimos ir después del desayuno, aún con pandemia, debíamos acudir y además queríamos acudir.

Lo sorprendente, había gente caminando en las calles hacia la escuela secundaria que nos correspondía, nadie efusivo, nadie identificando nada, no había gente fuera de los centros electorales, no había militares custodiando la zona, ni policías, ni representantes de partidos, solo voluntarios en el centro electoral. Las colas eran largas, pero fluían con gran rapidez. Yo entre directo, porque me toco la mesa 5 y 6 en la cual no había nadie. Pase directo.

Al entrar al centro había alcohol, por lo del virus, luego, al entrar al aula asignada otra vez, y yo tenía que llevar un bolígrafo para marcar, es decir, un proceso manual, nada digital, me pidieron me identificación, leyeron mi nombre y me buscaron en un cuaderno, donde estaban las listas, me entregaron una papeleta con los nombres y fotos de los candidatos y yo solo tenía que colocar una X al lado del seleccionado y listo, consignar en la urna. No tenia que firmar, no tenía que dejar mi huella digital, no tenía que meterme detrás de un cuarto o cajas de cartón para ejercer el voto.


Al salir, solo seguí unas flechas marcadas en el suelo que me llevaban a la salida, llegue a un portón lateral de la escuela y estaba afuera, tome el tiempo y solo fueron 6 minutos desde que entre hasta salir. Afuera, no había nadie esperándome, ni carros, ni gente. Solo tome el celular y llame a mis hijos, les dije que ya había votado y que los espera afuera cerca. Mas no en el frente del centro electoral.

Cuando ellos salieron, solo comentamos lo sencillo y fácil, pero sobre todo la confianza en el proceso, nadie se queja, nadie dice nada, nadie protesta, y nadie grita. Nos fuimos de regreso a casa caminando, para esperar, que los resultados se darían sobre las 8pm.

Exactamente sobre las 7:30pm los canales de televisión comenzaron a lanzar boletines de las proyecciones y a colocar imágenes de los candidatos, siendo el candidato que iba ganando el propio presidente de la Republica que iba por la reelección, estaba muy tranquilo comprando comida para llevar por Cascais, en su casa, nada de comandos, nada de festejos y nada de comité que lo rodeara.

A las 8pm resultados… sin cadena nacional, cada canal los dijo y el ganador fue, el actual presidente con casi un 65% y los candidatos mas cercanos 12 y 11% respectivamente. Sin lugar a dudas, resultó ganador. Su discurso fue como a las 10 de la noche, solo vimos el inicio y mi esposo me dijo, vamos a acostarnos.

En la calle, un silencio normal de la ciudad, nada de caravanas, ni gritos, ni buya, ni nada y al día siguiendo, todo normal, como si nada. Alguna que otra persona comentó, el discurso del candidato más joven, que fue eufórico y contundente. Listo es fue todo, o como dicen los portugueses para cortar una conversación: ¡Pronto!

Así fue mi primer voto en Portugal, como ciudadana portuguesa. si quieren saber que me pareció? Pues genial, es lo que yo quiero, que mi opinión como ciudadana sea serena, que mi derecho al voto sea parte de mi función ciudadana, con responsabilidad y mucha confianza, que todo sea practico y útil, pero sobre todo que se respeten los votos y el desarrollo de la democracia, donde los ciudadanos expresan con sus votos lo que desean para la gobernabilidad de sus países.

Mary Ángel Bohórquez