viernes, 30 de octubre de 2020

No quiero que se ponga vieja

Mi mamá cuando me decía que iba pa vieja

Y me refiero a mi mamá, la amo tanto que no quiero que envejezca, pero que se puede hacer, no puedo detener el tiempo, ni modificarlo, solo aprovecharlo para compartir mucho con ella. Hoy la geografía nos separa, ella esta en Maracaibo, Venezuela y yo en Lisboa, Portugal, y aún no es de esas abuelas tecnológicas como mi suegra que domina el whatsapp y el Facebook, mi mamá no termina de aprender a usar el celular, ella quiere su teléfono fijo, no le interesa ver con quien habla, solo quiere escuchar y disfrutar de la conversación. 
Mi mamá, mi hija y yo en la navidad de 2018

Cuando era niña, y mi mamá comenzaba a vestirse para salir, yo me inquietaba y le decía que para donde iba, que yo quería ir con ella, y ella me respondía, no puedes ir. ¿Yo inquieto le preguntaba otra vez, pero para dónde vas? Y venía la respuesta que me afectaba totalmente… “voy pa vieja”. Mi mamá no tenía ni idea que esa respuesta era fatal para mí, o si porque luego se reía cuando me veía afligida en un rincón de la habitación. 

Yo siempre de niña, me contaba muchas historias y hablaba sola creando mis propios juegos y mis propias narrativas, mi imaginación era increíble, porque iba acompañada de visualizaciones muy potentes. Cuando mi mamá me decía eso, yo la veía salir en su carro y regresar vieja en un carruaje, como que ella había ido años atrás, a otro siglo y regresaba con la piel arrugada, la mirada mustia, cansada, con respiración entrecortada y triste por el agotamiento del viaje… todo eso se recreaba en mi mente y yo inmediatamente abrazaba a mi mamá y le pedía que no saliera, que no fuera, que yo no quería que se pusiera vieja, y mi mamá se reía y me dejaba. 
Mi mamá con mi hija en su cumpleaños del año pasado

 Yo quedaba desplomada, sin ganas de jugar o comer, solo quería que regresará mi mamá, yo amo a mi mamá y verla vieja, para mi era perderla. Hoy que han pasado los años y ella acaba de cumplir 77 años, aun no se ve vieja, ni por supuesto su actitud y su ánimo son de una vieja. 

 Esta historia para mi tiene una lectura o comprensión particular, lo primero que cuando estamos en nuestro rol de madres no medimos el poder de las palabras y como esto repercute en las emociones de nuestros hijos que lo transforman en creencias limitantes para su vida, pues para mi una mujer vieja está a punto de morir, pero yo no le tengo miedo a la muerte, ni a que ella muera, lo que no quiero es dejar de verla bella y sonriente. Es decir, la belleza representa para mi un valor, y aún en la vejez debemos seguir siendo bellas. Afortunadamente, mi madre lo es y mi abuela también lo fue. Pero en mi sistema de creencias se quedo instalada que viejo es igual a muerte y a desaparición. He trabajado en ello para reprogramar esa creencia limitante.
Mi mamá con sus hermanos: Tio Luvin y Tio Leonardo

 Otra lectura de este episodio, era que mi mamá se riera de mis emociones, y aún así yo se las manifestaba, mi temor, mi amor, mi apego, mi cariño, y ella se reía, en otras personas esa risa hubiese significado burla, y hoy es posible que no sea capaz de manifestar sus emociones porque serían causa de risas para el otro, y te reprimes de expresar tus sentimientos. Mi hermana Maira y yo aprendimos lo contrario, a decir abiertamente lo que sentimos, exponemos nuestras emociones, muchas veces las personas dicen que somos frontales, y yo estoy segura que ella también piensa lo mismo, lo que nos sentimos es libres y espontaneas.

 Para cerrar, fíjense que este simple episodio de mi niñez, nos lleva a ser analíticos de muchas de las acciones o reacciones que vivimos como adultos, porque probablemente son el resultado de episodios de nuestra infancia, que debemos evaluar para transformar sanamente y así vivir cada día mejor.

 La aceptación es lo que debemos aprender, para lograr modificar lo que nos ocurre, hoy yo nunca veo vieja a mi mamá aún con sus 77 años, la veo hermosa, acepto la vejez, y me encanta compartir con personas de la tercera edad, tal cual como lo hacia como mi bisabuela, con quien tuve la fortuna de compartir muchas de las mejores conversaciones de mi vida con apenas 4 años de edad, conversaciones que aún recuerdo. 
Esta es mi mamá en 2020

 Mi mamá salía en un vehículo maverick, yo la imaginaba regresando en carruaje y regresaba en el maverick… y yo feliz asomada desde la ventana, la veía bajar del carro con las bolsas de las compras, muchas de ellas cosas para mi y para mis hermanas, y yo volvía abrazarla de alegría, con un abrazo apasionado, nada mas por saber que todo aquello era lo que yo me había imaginado, y no tenía nada que ver con la realidad. 

 Mary Ángel Bohorquez 
@ahoramaryangel 
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viernes, 16 de octubre de 2020

¿Quién me enseñó a Vivir a Plenitud?

 

Mi mamá!

   Cuando siempre les estoy hablando y escribiendo sobre “Vivir a Plenitud” es porque crecí bajo un ambiente de plenitud creado y cultivado por mi mamá. Ella es la responsable de este estilo y filosofía de vida.

   Desde pequeña sostener conversaciones con mi mamá era increíble, podíamos hablar de muchas cosas, mi mamá me hablaba como si yo fuera otro adulto y eso la hacía especial para mí, y si no me desafiaba a leer libros o ver televisión y a partir de allí, entonces tener temas de conversación.

   Cuando les digo que ella cultivo este estilo de vida de “Vivir a Plenitud” de lo cual lo importante y significativo sobre los distintos asuntos, es no preocuparte, sino ocuparte de las opciones o soluciones que tienes, pero mejor que todo eso, era cuando nos decía a mi y a mis hermanas, no  ocupen su tiempo en resolver algo que no tiene remedio, mejor ocupen su tiempo en encontrar algo nuevo o en crear algo nuevo que ocupe el lugar de lo otro.

4 Generaciones: Mi abuela, mi hija, mi mamá y yo.


   Por tanto, en mi casa, lo que se iba rompiendo o dañando si era muy complicado arreglarlo, se iba botando, muebles, electrodomésticos, ropa, comida, papeles… eso sí, a lo que ella se refería, si sales de lo que ya no conviene, llegará a ti lo nuevo y lo que te mereces. Es decir, nosotras siempre nos veíamos y nos vemos vigentes, como nuevas y actualizadas, me refiero a mis hermanas y a mí, mi hermana menor hoy es abuela y si vieran lo joven que se ve con sus dos nietos.

   Lo otro que mi mamá siempre nos decía, era disfruten el momento, porque a veces andábamos con ella en la calle o de shopping y mis hermanas o yo le decía que teníamos que regresar para cumplir con deberes o tareas de la escuela, y ella decía ahora estamos de tiendas, cuando lleguen se pondrán a hacerlo y terminar, así duren hasta la madrugada, pero ahora disfruten lo que estamos haciendo y después disfrutan las tareas, pero no se puede estar aquí, pensando en otra cosa.

Mi suegra, mi hijo y mi mamá, en la graduación de mi hijo.


   Cuando mi mamá nos hablaba de los que nos conviene, se refería a todo, desde la ropa hasta nuestros novios o amistades, y se refería tengan todo lo que sume, que les de, que les aporte, sino mejor es dejarlo ir, aunque sea doloroso. Ella, siempre ha sido muy practica y la ley del desapego la hace muy funcional. Hoy esta sola en Venezuela con mi hermana Maira, ella dos en la casa y la perra de mis sobrinas, ellas tres, porque todos emigramos y aún así mantiene buen semblante y excelente salud.

   Ella nos visualiza exitosos, llenos de vitalidad y prosperidad, porque ella siempre hizo reencuadre, nunca veía lo feo o terrible en las situaciones, si nosotras veíamos un mendigo, ella veía a un hombre buenmozo sucio y abandonado, que quizás, se abandono a si mismo y por eso se castigaba de esa manera. Así me dijo una vez a mí. Imagínate a ese señor limpio y bien vestido, que podría ser, yo hice lo que ella me pedía y me quede mirando sus manos… y me imagine a un médico, se lo comente y ella me respondió, probablemente lo es, pero vivió algo terrible en su vida y decidió ser una migaja de persona.

Mi mamá con mi hja.


   Muchas personas, sus amigas y mis primos siempre la buscan para conversar con ella, porque es una excelente mentora, una mujer alegre, siempre con ganas de vivir, y ella y mi papá nos demostraron la grandeza del amor y el romance y también que la felicidad es un concepto para cada quien, porque lo que nos hace feliz a nosotros, no hace feliz al otro, por tanto, cada cual debe buscar y encontrar su manera de “Vivir a Plenitud” es decir, ser feliz y próspero.

Mi mamá en su cumpleaños


 Mary Ángel Bohorquez

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