martes, 22 de diciembre de 2020

La Cruz del Ávila y el Angelito de Amparo

 

Angelito de Amparo en Maracaibo. Venezuela.

Así inicia la Navidad en Venezuela… con la musicalidad propia de la navidad, los villancicos, los aguinaldos, las parrandas y las gaitas. Pero sobre todo con una brisa fría, que solo se siente en esta época, y que en Caracas se conoce como Pacheco, y es que Pacheco baja de lo alto de las montañas para pasar las navidades en la ciudad… Pacheco se le dice en Venezuela al frío de la navidad. Pero también se enciende la ciudad con las luces que la adornan, pero hay una en particular que indica oficialmente que es Navidad.

La Cruz del Ávila es el símbolo en la montaña, en la cúspide del Ávila, una figura en hierro llena de luces que se enciende el 1 de diciembre cada año en Caracas, y el Angelito de Amparo, es la figura de un ángel luminoso que se ve desde cualquier zona de la ciudad en Maracaibo. Ambos símbolos representan el vigor con el que los venezolanos disfrutamos la navidad. Ahora que vivo en Lisboa, también aquí se da el encendido de las luces y adornan con un gran arbolito el centro de la ciudad en la plaza de Comercio y decorar toda el área del Chiado, el barrio bohemio de la ciudad.

Plaza de Comercio. Lisboa, Portugal.

Pero más allá de encender las luces, que significa entender el espíritu de la navidad, en un año como el 2020 que ha estado marcado por tantas noticias, con un virus que se expandió más allá de las redes sociales… no son videos de lo que ocurre en Italia o China, es que el virus también está aquí entre nosotros en todas partes del mundo, con un nombre particular. Que para mí significa, CO como era la, VID vida, hasta el año 2019… porque a partir del Año 2020 otra luz se encendió en el mundo y es una iluminación. Sea en forma de Cruz o de Ángel, la nueva luz es la Conciencia, de que el problema de uno es de todos, y lo que ocurre en Francia importa tanto a los franceses como a los mexicanos.

Cuando era niña mi navidad era tan familiar, teníamos tradiciones muy marcadas en mi casa, y las luces no eran lo principal, ni siquiera el Angelito de Amparo, aunque yo vivía en Maracaibo. Ese angelito ni lo mirábamos, lo importante en realidad era estar todos juntos en navidad, y ese día mi papá estaba con nosotros, pues el año nuevo lo recibía en casa de mi abuelo, no con nosotras y mi mamá, lo volvíamos a ver el primero de enero en la tarde que lo íbamos a buscar.

Para nosotros las luces, era lucir ropa nueva, desde las 3 de la tarde nos vestían a mí, a mis hermanas y mis primas para salir con mi abuelo por la cuadra a visitar a los vecinos, tomarnos fotos y comer lo que nos brindaban, ver los arbolitos y los pesebres de las otras casas. Cuando ya estaba lista, yo me sentaba frente al televisor a ver los cuentos de navidad que trasmitían, especialmente la navidad con Snoopy y sus amigos, el Tamborilero, Odeon, y muchos otros, eran producciones breves, hasta las 6pm que mi abuelo decía, ¡todas listas! A salir.

Después de recorrido por las calles vecinas regresamos a la sección de fotografías, y nos volvían a arreglar, y otra vez a salir, teníamos que ir a cenar donde mi mamá había recibido invitaciones, primero a que Tía Arcelia para felicitarla por su cumpleaños, y después íbamos donde la señora Leris, una prima de mi mamá y cenábamos con ellos, porque la señora Leris prepara una cena de nochebuena inolvidable, platos nacionales e internacionales, mi prima Nuria y yo jugábamos con luces de véngala… esa era la magia de las luces de Navidad. Ya pasada la medianoche nos íbamos a nuestro apartamento, a dormir para recibir a Santa que nos traía los regalos.

Las gaitas no podían faltar y lo que le daba el brillo a la navidad, eran los temas musicales y los fuegos artificiales, que significaban felicidad en la ciudad, porque llegó Navidad, es nochebuena y mañana el Niño Dios nacerá nuevamente entre nosotros para recordarnos que el Amor es lo más importante del mundo, compartir, sin peleas, ni diferencias y sonreír es la verdadera navidad. Sin diferencias… pero sobre todo sin temas como la política y el deporte, por eso no había discusiones, solo porque ya todos querían comer.

Cruz del Ávila. Caracas, Venezuela.

Las luces, eran la de nuestros ojos… brillantes, radiantes de felicidad, porque llegó la navidad y estábamos todos en familia, unidos y con alegría, festejando la abundancia y la prosperidad.

Mary Ángel Bohorquez

@ahormaryangel