martes, 1 de febrero de 2022

El menú de Nochebuena

 


  Llegada la navidad venían los cambios, los cambios en la casa, con la decoración, en los horarios bancarios y de oficinas, con las clases en el colegio, pues daban vacaciones, con las comidas, y con la ropa. Todo cambiaba al llegar diciembre menos los dimes y diretes o tejemanejes de mi casa y en la casa de mi abuela, al elegir donde pasar la nochebuena y el menú de la comida de ese día.

¿Qué estrés?

  ¿Ustedes dirán, como así? La navidad es para compartir, y exactamente es para ello, compartir, cenas y postres en navidad, pero resulta que, en mi casa, la cena de navidad era un conflicto. Porque nadie quería cocinar y mi abuela que lo podía hacer, mis tías le decían que no, o que se comería cualquier cosa. Pero esto sucedió mientras fui pequeña, pero ya les había contado, nos vestíamos el día 24 para ir a visitar personas y comíamos en sus casas, y de está manera, especialmente mi mamá resolvía lo de no cocinar para la nochebuena.

 Cuando ya fuimos creciendo y yo cambia el modo de celebrar la navidad… aun la cena de nochebuena era un pesar, entonces mi tía Leycis determinó que quienes fueron a cenar el 24 y el 31 de diciembre, debían llevar un plato y cada quien su hallaca, para no criticar las hallacas de nadie. Así surgió el primer menú, si era pernil lo hacía tía Alida, si era asado negro, lo hacía mi abuela, siempre había que hacer arroz para mis tíos, la ensalada la hacía o tía Nelsa o Tía Leycis, y mi mamá ponía el jamón ahumado, porque solo era comprarlo y ya, cada quién llevaba bebidas y mi Tia Lu, le tocaban los refrescos y alguna otra cosa, no había postres, porque quedaban muy llenos. Eso decían ellos si pedir opinión, y así fue por años, pero los conflictos siempre aparecían por las críticas sobre la comida.

  Entonces, ya después mi tío Luvin y su esposa Nelsa, no fueron más, y después también Tio Leonardo y su esposa Alida. Entonces vino la segunda etapa del menú navideño, y a mi me encanta, así duramos como unos 5 o 6 años, yo vivía en Caracas, mi tía Lucrecia en Puerto Ordaz y mi hermana Marcia en Barquisimeto.

   Mi tía Leycis conocía a una señora que cocinaba espectacular y prepara la cena de navidad, mi tía nos enviaba por fax los 2 menús para escoger uno, y yo estaba fascinada, porque incluía 2 postres. El menú mas votado era el ganador y solo debíamos enviar dinero a tia Leycis y el mismo 24 y 31 llegaban el catering para la cena de navidad y año nuevo, solo para los que pagábamos, porque era los platos justos. Los disfrute mucho, porque nos daba tiempo para vestirnos sin estrés, compartir con invitados o personas que nos visitaban, a las cuales, se les ofrecía solo bebidas o algunas cosas para picar (compradas) y las hallacas de la señora eran, lo máximo.

   Hasta que llegó la tercera etapa, cuando mi hermana se muda a Puerto Ordaz y comienza a venir con su esposo en navidad, porque el quería hacer el pernil y las hallacas y comenzaron unas nuevas navidades, las navidades de reunirnos para hacer nuestras propias hallacas, el pernil de mi cuñado, los panes de jamón y de queso de mi esposo, mis quesillos y tortas, la ensalada de Tía Leycis, otra vez y arroz, sumado a eso muchos días de parrilla, porque mi cuñado le encanta una parrilla, y desde que llegaba era invitar a nuestros distintos tíos y amigos a visitarnos a comer parrilla.

   Esta etapa ya no es tanto de conflictos como de anécdotas, como por ejemplo que una navidad se dañaron todas las hallacas, porque el guiso se puso piche o se dañó, otras que se quería celebrar el 1 de enero con una gran sopa o caldo, y nunca nadie despertó y los mil y mis tíos no estaban en este menú, nadie quería de esas hallacas de muchas manos, de esta etapa hay muchos cuentos,  chistes y cosas que sucedieron, durante esas navidades en familia antes de la emigración.

   Hoy solo quedan en la casa de la avenida 14, mi mamá y mis 2 hermanas, se celebra en grande cuando va mi hermana que vive en Puerto Ordaz y ahora hace las hallacas el marido nuevo de mi hermana Maira y mi cuñado sigue haciendo el pernil. Pero ya no están los tíos, se fueron a otros países, mis abuelos fallecieron, solo quedan en la casa, mi mamá y mis 2 hermanas, con las hijas de mi hermana Marcia, porque los demás estamos cada uno en un lugar, donde como inmigrantes venezolanos celebramos la Navidad.


Mary Ángel

@ahoramaryangel

www.ahoramaryangel.com

 

Mis cuentos favoritos de Navidad

 


   Había una vez en un rinconcito de un apartamento pequeño, una niña que, junto a una mesita de noche, leía y leía, muchas veces le tenían que buscar en su habitación para que fuese a comer.

   Algunas amigas de su madre, le decían, pero como es que a ella le gusta tanto leer, y la madre decía, fue algo que yo le enseñe. Cada tarde después del almuerzo, la madre llevaba a sus 3 niñas a la cama a dormir una siesta, y luego de una hora se levantaban a merendar, estudiar y leer, para que todas leyeran la madre se sentaba con ellas en la sala y a cada una daba un libro, solo Mary Ángel leía, las otras solo miraban las ilustraciones o fingían. Por eso, cuando le preguntaban en cada cumpleaños a mi madre, que me podían regalar, ella decía cuentos y daba los títulos que aún no había leído.

   Así fue que se cultivó el hábito de la lectura en mí, el pequeño club de lectura creado por mi mamá, que además con ayuda de mi papá crearon una minibiblioteca para mí.


  Cuando llegaba navidad, yo tenía mis lecturas o cuentos favoritos y uno de ellos era “Mujercitas” la historia de esas niñas, se me parecían a mi con mis hermanas, y cada vez que lo leía, yo era una de las mujercitas, pues a mi me gustaba ser un personaje en los libros que leía.

  Otro de mis cuentos de navidad era “La niña de los cerillos” me generaba mucha tristeza, pero igual lo volvía a leer, porque yo no podía creer que alguien podía morir de frío, y también porque en mis pensamientos, yo decía cuando sea grande daré comida a los niños en Navidad, ayudaré a que la gente ame la navidad.

  Para finalizar les comento otro, aunque fueron muchos, pero este en particular me gustaba leerlo, “Panchito Mandefua ceno con el Niñito Jesús” porque me encantaba la astucia, y la forma de hablar de Panchito, siempre me gustaron los acentos, y el dialogo en ese cuento me encanta. También tiene un final triste, y eso me hacía pensar, porque para muchas la navidad es tristeza y soledad, muerte y fatalidad.

   Los cuentos, tienen su encanto, leí muchos, literatura rusa, inglesa, latinoamericana y especialmente venezolana, y en todas encontré la grandeza del amor, el valor de la familia, los sueños que se hacen realidad y que los niños que son felices son los que hacen al mundo prospero.

María de los Ángeles Bohórquez

@ahoramaryangel

www.ahoramaryangel.com