martes, 6 de mayo de 2025

Mis dos papás

 

Así era el nombre de una serie de televisión norteamericana que trasmitían en Venezuela mientras fui adolescente, la serie trataba de una niña que era criada por dos hombres, uno ejecutivo, serio y disciplinado y el otro todo excéntrico, dedicado al arte y la cultura. ¿Por qué les comento esto? Porque justo esta era la dualidad de mi familia. Yo quería un chico como el papá todo fuera de lugar, porque era alto, de ojos claros y super divertido, y mi familia quería un ejecutivo, un chico formal y de una familia conocida.

Pero para que ustedes vean y sepan como son las cosas, las visualizaciones pueden ser imaginarias y creadas o lo que vemos constantemente y con lo que nos conectamos constantemente durante tu niñez y juventud también son tus creencias, porque le diste instalar como X en tu mente/cerebro, pues mi esposo es justo el resultado de todo lo que yo vivía y me imagina durante mi época de la adolescencia y la juventud durante la década de los ochenta, la conocida como generación Haley, esa generación que paso rápidamente de lo análogo a lo digital, que creo su propia brecha generacional y rompió muchos paradigmas. Éramos y somos adaptativos y altamente intensos.

Porque les cuento todo esto, porque reviví esos momentos, mi vida durante los ochenta yendo al concierto de Karina, la cantante venezolana, que se presentó aquí en Lisboa y en el preámbulo colocaron solo canciones de venezolanos que estaban pegados en la radio durante esa época y mi esposo las cantaba todas, y me lo quede mirando y volví a mis dos papás… él es y era ese hombre extrovertido, nada formal en su forma de vestir, que adoraba la música y yo el baile, que le gusta ir a conciertos y cantar. Era la época de las series Miami Vice, Camionero BJ, y los cantantes Sting con Police, Men at Work, Air Supplay. En Venezuela éramos felices, muy felices, disfrutábamos de la música, de la moda, de la gastronomía y de la vida, porque siempre éramos alegres y compartíamos entre todos.

Hoy después de 35 años juntos, seguimos felices, en una felicidad muy nuestra, entre discusiones, desafíos y diversiones, de familias a las cuales honramos y sentimos que debemos sanar como almas reparadoras, y sin miedo a volver a empezar, cada vez otra vez. Porque somos un par de valientes y adaptativos e intensos. Porque cuando nos proponemos algo, aún en medio de discusiones, desafíos y tensiones, encontramos abrazos, llantos, euforias y besos con amor. Porque sigue siendo ese hombre informal, desestructurado, pero muy disciplinado y enfocado cuando se plantea algo, aventurero y arriesgado, lo que yo tenía que aprender, y el conmigo consigue estabilidad, conocimientos, razonamiento y espiritualidad, con disciplina y orden. Dando cada uno su lugar en nuestro equipo llamado matrimonio con título familia unida y con amor.

Mis dos papás: Rey y yo somos los dos, y nuestra familia es la niña que tenemos que cuidar. Somos de los ochenta para el siglo XXI.

Feliz Aniversario Familia Andrade Bohorquez

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