miércoles, 17 de agosto de 2022

¡Madeira, no tiene orilla!

 

Lugar icónico con el nombre de Madeira

Madeira es la tierra natal de los padres de mi esposo, recién cuando nos vinimos a vivir a Europa, es que tuvimos la oportunidad de conocer este archipiélago. Todos la nombramos con una isla y efectivamente es así, una isla de acantilados, que no tiene orilla, por tanto, sus habitantes a lo largo de los años han creado puertos y orillas para poder llegar a la isla. Madeira no tiene orilla, ni playas. Existen piscinas naturales y artificiales y playas artificiales para poder bañarnos, entre sus maravillosos paisajes.

Esta frase… no tiene orilla, se repetía en la casa de mi abuela, cuando era niña, y lo decía mi tía abuela, para referirse a mi abuela: “Camila no tiene orilla”. Cuando lo decía yo no entendía, después de adulta, lo comprendí y me causó mucha risa, porque se refiere a que existen personas que no hay manera de llegarles, no hay forma de hablar con ellas, o de que te den respuestas en el momento, y que te digan que sí.

Vistas hermosas desde las montañas Porto Moniz

Al visitar a Madeira, desde la ventana del avión, veía la isla sin orilla y volví a mi infancia, inmediatamente ni abuela vino a mí, porque, aunque su hermana la describía como una persona poco accesible, yo veía todo lo contrario, la persona más cariñosa, comunicativa y atenta que conocía.

Las cosas o asuntos a los que mi abuela decía que no, o las cosas que no admitía, dentro de mi razonamiento de niña me parecían justas, decisiones adecuadas, lo correcto dentro de los valores que me habían formado y los que iba incorporando desde la escuela. Por tanto, no me parecía intransigente, ni grosera o autoritaria, sino equilibrada. Pero era solo mi mirada, quizás desde el Amor, y ella fue muchas veces dura conmigo, pero yo veía esas situaciones apremiantes como parte de mi crecimiento y de lo que debía aprender.

En las afueras del Museo de Cristiano Ronaldo

Madeira, me acerco además a muchas mujeres como las mujeres de mi familia, mi abuela, mi tía abuela, mi mamá, mis tías, y mi bisabuela… dueñas de familias y de sus tierras, dedicadas a su hogar, por dentro y por fuera, de la puerta para adentro y los jardines de afuera, los vecinos y las comunidades donde viven. Dando vida, valores, colores, anhelos, deseos, sueños… que conllevan a crear historias hermosas de mujeres maravillosas.

Regrese inspirada por lo valioso de nuestras mujeres, las de mi familia, y la tuya, de las mujeres portuguesas, y las mujeres venezolanas, porque en algún momento de nuestras historias, nos unimos, primero miles de mujeres portuguesas se fueron a Venezuela y hoy miles de mujeres luso venezolanas retornan a sus tierras como nietas o bisnietas con una doble cultura para transformar y reparar, de esta manera construir nuevas historias de mujeres hermosas y grandiosas.

Santana y sus casas típicas
Madeira, me dejo desde sus entrañas ver su orilla, y como, entre dos orillas se han creado miles de historias de familias, que se unen mediante miles de historias de amor, como la mía con mi esposo. Familias ahora, luso venezolanas… me dejo con mucha pasión, para dar continuación a historias de mujeres emprendedoras, o mujeres que quieren emprender, porque aún hay mucho que crear y contar.

Mary Ángel Bohórquez

 

Avenida Principal de Funchal