jueves, 28 de marzo de 2019

Entrando al Túnel


  
En el avión Tap Portugal, listos para el despegue rumbo a Europa
 Es increíble como algo que puede ser natural y espontaneo se puede transformar en una tragedia, sin más ni más. Así fue salir de Venezuela, entrar a un túnel sin luz, ver todo oscuro y al final lejos muy lejos un poquito de luz, como un cocuyito iluminado. Era un simple viaje Maracaibo- Caracas- Lisboa y nos tocó el apagón general de todo el país que duro 5 días. Uds se imaginan un país completo sin luz eléctrica durante cinco días, algunos me dirán que sí, pues lo han vivido en guerras, pero esta situación no era por guerra, o no lo sabemos los venezolanos, los que nos quedo claro fue la incompetencia del gobierno nacional ante tal hecho.

   Bueno, todo comienza así, mi esposo nos llama en diciembre desde Lisboa, para decirnos que nos compró los boletos Caracas-Lisboa para el día 9 de marzo de 2019, ya el tenía 6 meses en la ciudad, trabajando y abriendo caminos para nuestra emigración. Y me dice: compra tú los boletos nacionales, trata de que sea el día anterior. Comenzó mi búsqueda y lo hice con una amiga que trabaja en la Agencia Quo Vadis Maracaibo, agencia con que siempre he viajado desde que vivía en Caracas cuando les conocí. Mi amiga se llama Marianela, y ella me consiguió para el domingo 3 de marzo a las 7:30pm la otra opción era el viernes 8 de marzo, a la misma hora con la línea Conviasa, yo dije domingo 3, por si pasa algo. Mi esposo se molestó un poco y me dijo donde van a pasar esos días, porque nos íbamos mi hijo y yo, y le conteste, con tu papá en La Guaira o tu hermana, y él me dijo justo lo que no quería porque son muchos días. Bueno le agregue tu tío Armelin también nos ofreció hospedaje, y sino llamo a mis amigas. Todo bien hasta allí, paso diciembre, disfrutamos la navidad, le contamos a la familia, la fecha y a preparar las maletas, podíamos llevar dos por persona.


Mi llegada al aeropuerto en Lisboa

   Yo comencé mis afirmaciones y meditaciones para que todo se diera bien, y además aparecieran las 4 maletas, porque solo teníamos bolsos de mano, los precios de las maletas en Venezuela son exorbitantes y no estábamos dispuestos a pagar ese precio. Y poco a poco fueron apareciendo, una apareció en casa de mi mamá, era de mi tía que se había ido a vivir a Chile, la otra me la regalo mi vecina Claudia, tan linda, mi hermana me regalo un bolso mágico y la ultima una nuestra no muy grande, listo teníamos las 4 maletas, después que llevarnos… tu vida en dos maletas, no es fácil y con esto me ayudo mi prima Delia, cuando me sentí muy mal y triste con todo el proceso, me dijo: “no te preocupes por ropa, ocúpate de meter lo que realmente crees que necesites allá, objetos personales, emotivos y recuerdos, fotos de momentos cruciales y detalles que crees que no encontraras en el otro país”.

  Vinieron las despedidas, y entonces se vino mi hermana desde Puerto Ordaz para compartir conmigo, eso me alegro tanto, y mucho mas a mi mamá, porque mi hermana ya llevaba dos años sin venir a Maracaibo. Lo hicimos el viernes primero de marzo y me emborrache, nunca lo hago, pero debía compartir con ellas, con Marcia hable mucho, y con Maira baile mucho. El sábado pensaba quedarme tranquila en casita y me fui a hacerme manicure, para luego ir a descansar, pero al mediodía recibí una llamada de mi prima Tania, que estaba en casa de mi mamá y que tenía sangría para despedirme, bueno fui hasta casa de mi mamá y sorpresa!. Estaban todos los que quedan en Venezuela, mi prima Tania y mi prima Mónica con sus hijos y nietos, amigos, con pancartas y papelillos, nos hicieron sentir muy bien a mi y a mi hijo. Fue una hamburguesada y por supuesto carcajadas y lágrimas, fue una tarde linda e inolvidable, que merece otro post.
Mi hijo Jose Augusto y yo, felices en nuestro primer día en Lisboa

   Ahora si! Listos para la partida, al día siguiente nos fuimos al aeropuerto y nos llevaba Guillermo, mi cuñado con un amigo de él que tenia camioneta para poder llevar las 6 maletas, 4 grandes y los dos bolsos de mano. Al despedirnos lo inesperado el llanto de mi sobrino David abrazando a mi hijo José Augusto, nos hizo llorar a mi y a mi hija, para nosotros era un gran momento, habíamos preparado este proceso migratorio, simplemente estaba llegando la fase de salir del país, mi hijo y yo. Luego se va ella con su novio, y las gatitas. Pero quedamos con el corazón arrugadito… fuimos por el camino mudos, pero firmes. Nos embarcamos, éramos los únicos en el aeropuerto, era domingo, un solo vuelo apenas 20 personas, claro era carnaval, la gente salió el viernes y regresaba el martes o miércoles.

   Llegamos a La Guaira, nos recibió el abuelo, el señor José de lo más chévere, contento, abrazo muy lindo a José y nos fuimos a su casa, nos fue a buscar en un carro pequeño, tuvimos que ingeniárnosla para meter las 6 maletas. Era carnaval, el litoral central estaba lleno de gente en las playas y en las calles, con disfraces y sin ellos. Pero para nosotros lo importante era que ya estábamos cerca de cruzar el túnel, lo logramos y comenzó la semana, normal y tranquila. Pasamos tres días con el abuelo y luego nos fuimos a la casa de mi cuñada María José y con ella cuadramos ir a despedirnos del tío Armelin. Un almuerzo especial, con una vista panorámica de Caracas,  aprovechamos para despedirnos de Venezuela y de Caracas, donde vivimos 10 años felices.

   Al regresar a La Guaira, nos quedamos en el apto de mi cuñada con su niña y Blummmmm, el apagón, se fue la luz… y pasaron las horas y nada, fuimos a comer en la calle porque mi cuñada tiene cocina eléctrica, comimos y nos regresamos a dormir sin luz, porque nada que llegaba, amaneció y nada, seguíamos sin luz, ya era viernes 8 de marzo, y empezó a oscurecerse el túnel, pasamos todo el día sin luz, en la noche conversando en casa del abuelo, de repente llegó la luz, que éxito! Dale, nos fuimos a casa de María José a dormir, era sábado el día del viaje, el día más esperado… nos levantamos temprano, nos bañamos y a desayunar y al terminar de comer…  otra vez, se fue la luzzzzzz, nooooo, como así! Bueno, igual entre en afirmaciones para que no pasará nada, nos fuimos al aeropuerto y al llegar nos dijeron que había que esperar porque probablemente no iban a salir, y efectivamente lo cancelaron, que fuéramos al otro día a la misma hora. Mi corazón se aceleró… decidí respirar profundo y hacer visualizaciones. Nos regresamos para la casa, no tenia ni hambre, no podía creer lo que estaba pasando ya eran tres días sin luz toda Venezuela… y nosotros en ese túnel oscuro.
Mi esposo y yo al fin juntos, otra vez

   Llegó el domingo, nos levantamos temprano, yo hice rituales de apertura y nos fuimos al aeropuerto con una arepa en el estomago y con el corazón en la mano, eran apenas la 10:30 y comenzó el registro con la luz del día, el abuelo contacto con alguien en TAP Portugal, y nos pasaron de primero para chequear y de allí, a la cola de migración, esa se hizo corta porque abrieron otra correa y nos pasaron y al llegar a taquilla, no nos preguntaron nada en particular, solo que a donde íbamos: Portugal, listo! Sello de salida… y salida por la puerta 22, eso me dio una tranquilidad infinita, creo en las señales y el numero 22 es un numero maestro, que además es especial en la historia de amor entre Rey y yo, y allí supe que ese era el día… la luz del final del túnel empezaba a brillar levemente.

   Desde las 12 del mediodía hasta las 10 de la noche en espera, con revisiones de maletas, con una planta a media luz en el aeropuerto, menos más que habían locales abiertos y nosotros con dólares en efectivo para poder comprar  y cuando llego la hora de embarque, dicen que el vuelo no es seguro por falta de requisitos para entrar a Europa, que nos iban a revisar otra vez, por un lado las mujeres por otro los hombres, personas de la tercera edad y niños. Al finalizar solo quedaba nuestro grupo en Maiquetía, nos dieron la buena noticia de embarque, tercera edad y familias con niños primero y luego los demás. Entramos en el avión, los puesto 16 g y h ventana y pasillo, empezaron las indicaciones y cuando terminaron y comenzó a andar un niño grito: Al fin! Y todo el avión aplaudió y nos reímos, era increíble al fin rumbo a Europa. Nuestras esperanzas a flor de piel, nuestros corazones vibrando y nuestras almas en sintonía con el Universo. La historia de cada uno en el avión era única, muchos salían al igual que nosotros para no regresar… buscando en otro país un mejor destino, o mejor dicho una buena calidad de vida. Durante el despegue, mis ojos se aguraparon, tome de la mano a mi hijo y se la aprete, salieron algunas lágrimas, no solo habíamos logrado salir, también dejaba en esa tierra maravillosa mis raíces, mi hija, mi mamá y mis hermanas y mis ganas de ver la transformación de Venezuela… porque después de las ruinas viene la transformación y con ella el cambio.
 
Felices mi hijo y yo en Lisboa, al fondo Edificio donde vivimos

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