Las palabras de mi mamá, mi mentora personal… cuando mi mamá comenzó a
sentirse mal, aún conversamos como siempre, pues a ella les gustaba hablar
temas diferentes, de la política internacional, de las telenovelas, de mis
proyectos, de series o películas, pero de los contextos en los que se
desenvolvían, o los hechos en los que se basaban.
De repente, me interrumpía, para decirme si yo estaba haciendo mis cosas
por ella, se refería a orar, hacer reiki a distancia, hacer visualizaciones
y demás técnicas que realizó, para decirme las siguientes palabras: “Si tú
crees, yo confío”
Efectivamente es así, para que las cosas se den, debes creer y confiar, no
solo confiar… en el médico, en los tratamientos, en las buenas acciones, es
necesario de que creas, porque allí es donde está tu Fe.
Por tanto, ella se sentía en confianza, pero no creía en su recuperación,
por eso me lo delegaba. No quiso hablar con mis amigas, no quiso hacer
meditaciones, ni conmigo, ni sola, solo aceptaba que le colocaran música
suave en las noches para dormir, y que las personas que la visitaran
hablaran fuera de su habitación.
Muchas veces, no quiso hablar conmigo, ni con mi prima, ni con mi tía, con
los que emigramos, solo quería hablar con sus nietos favoritos, mis dos
hijos y el hijo menor de mi hermana Maira. A los demás los escuchaba por
nota de voz, que de vez en cuando aceptaba escuchar…
si tú crees, yo confío.
Hoy yo creo que sus palabras me preparaban, me anunciaban su viaje, y
su confío, que mis oraciones harían su viaje más llevadero, cargado
de luz y serenidad, nunca me hablo de futuro, ni me pidió que me fuera a
verla, solo me dijo una vez: “Te extraño”.
Ahora, yo también la extraño mucho, siento nostalgia y sigue en mi corazón
como siempre, confío que ella este bien, en el camino de la luz, hacia su
felicidad suprema junto a Dios, nuevamente siendo parte de la unidad y del
paraíso… Si tú crees, yo confío.
Mary Angel Bohórquez
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