Llegada la
navidad venían los cambios, los cambios en la casa, con la decoración, en los
horarios bancarios y de oficinas, con las clases en el colegio, pues daban
vacaciones, con las comidas, y con la ropa. Todo cambiaba al llegar diciembre
menos los dimes y diretes o tejemanejes de mi casa y en la casa de mi abuela,
al elegir donde pasar la nochebuena y el menú de la comida de ese día.
¿Qué estrés?
¿Ustedes
dirán, como así? La navidad es para compartir, y exactamente es para ello,
compartir, cenas y postres en navidad, pero resulta que, en mi casa, la cena de
navidad era un conflicto. Porque nadie quería cocinar y mi abuela que lo podía
hacer, mis tías le decían que no, o que se comería cualquier cosa. Pero esto
sucedió mientras fui pequeña, pero ya les había contado, nos vestíamos el día
24 para ir a visitar personas y comíamos en sus casas, y de está manera,
especialmente mi mamá resolvía lo de no cocinar para la nochebuena.
Cuando ya
fuimos creciendo y yo cambia el modo de celebrar la navidad… aun la cena de
nochebuena era un pesar, entonces mi tía Leycis determinó que quienes fueron a
cenar el 24 y el 31 de diciembre, debían llevar un plato y cada quien su
hallaca, para no criticar las hallacas de nadie. Así surgió el primer menú, si
era pernil lo hacía tía Alida, si era asado negro, lo hacía mi abuela, siempre
había que hacer arroz para mis tíos, la ensalada la hacía o tía Nelsa o Tía
Leycis, y mi mamá ponía el jamón ahumado, porque solo era comprarlo y ya, cada
quién llevaba bebidas y mi Tia Lu, le tocaban los refrescos y alguna otra cosa,
no había postres, porque quedaban muy llenos. Eso decían ellos si pedir
opinión, y así fue por años, pero los conflictos siempre aparecían por las
críticas sobre la comida.
Entonces, ya
después mi tío Luvin y su esposa Nelsa, no fueron más, y después también Tio
Leonardo y su esposa Alida. Entonces vino la segunda etapa del menú navideño, y
a mi me encanta, así duramos como unos 5 o 6 años, yo vivía en Caracas, mi tía
Lucrecia en Puerto Ordaz y mi hermana Marcia en Barquisimeto.
Mi tía Leycis
conocía a una señora que cocinaba espectacular y prepara la cena de navidad, mi
tía nos enviaba por fax los 2 menús para escoger uno, y yo estaba fascinada,
porque incluía 2 postres. El menú mas votado era el ganador y solo debíamos
enviar dinero a tia Leycis y el mismo 24 y 31 llegaban el catering para la cena
de navidad y año nuevo, solo para los que pagábamos, porque era los platos
justos. Los disfrute mucho, porque nos daba tiempo para vestirnos sin estrés,
compartir con invitados o personas que nos visitaban, a las cuales, se les
ofrecía solo bebidas o algunas cosas para picar (compradas) y las hallacas de
la señora eran, lo máximo.
Esta etapa ya
no es tanto de conflictos como de anécdotas, como por ejemplo que una navidad
se dañaron todas las hallacas, porque el guiso se puso piche o se dañó, otras
que se quería celebrar el 1 de enero con una gran sopa o caldo, y nunca nadie
despertó y los mil y mis tíos no estaban en este menú, nadie quería de esas
hallacas de muchas manos, de esta etapa hay muchos cuentos, chistes y cosas que sucedieron, durante esas
navidades en familia antes de la emigración.
Hoy solo
quedan en la casa de la avenida 14, mi mamá y mis 2 hermanas, se celebra en
grande cuando va mi hermana que vive en Puerto Ordaz y ahora hace las hallacas
el marido nuevo de mi hermana Maira y mi cuñado sigue haciendo el pernil. Pero
ya no están los tíos, se fueron a otros países, mis abuelos fallecieron, solo quedan
en la casa, mi mamá y mis 2 hermanas, con las hijas de mi hermana Marcia,
porque los demás estamos cada uno en un lugar, donde como inmigrantes venezolanos
celebramos la Navidad.
Mary Ángel
@ahoramaryangel
www.ahoramaryangel.com
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