Plaza de Comercio en Lisboa |
Recientemente
cumplí dos años de mi llegada a Lisboa, Portugal y reflexioné sobre todo lo que
esto involucraba, no solo por el viaje en sí mismo, sino porque para mí era la
tercera mudanza de ciudad. Entonces, pensé que me hace valiente para hacer eso
y la respuesta que me llegó rápidamente, es la pregunta de una amiga, como te
puedes llevar tu vida en dos maletas.
Nunca había
visto a mi vida, metida en dos maletas, para mis las dos maletas que puedo
llevar representan lo que soy, lo que puedo hacer y lo que tengo, pero nunca
que las 2 maletas eran mi vida. Justo pensando en eso, vino a mi la noche que llamé
a mi prima que ya había emigrado, y le pregunté, que cosas realmente eran
importantes para llevarme, mas que ropa o accesorios. Ella me respondió aquello
que no vas a poder comprar otra vez, que nunca vas a olvidar y que cuando estés
sola contigo misma, quieras tener.
Aquello
significo días de reflexión y empecé a desempacar para incorporar cosas que
tengo y no podría volver a comprar o hacer, las fotos impresas de mis abuelos y
bisabuelos, un broche de mi tía abuela, que nunca voy a olvidar, porque ella
antes de morir me lo regalo, y se que para ella era muy importante, el juego de
tazas de café que me había regalado mi abuela, un tapiz de Venezuela que me
regalaron mis estudiantes, unas blusas de mi abuela, que me quedaron de
herencia, unos adornos de navidad, mis medallas de la virgen Chiquinquirá y la
Madre Milagrosa, y las novenas con un rosario para rezar.
Cuando estoy
pensativa y sola, tomo café en las tazas que fueron de mi abuela, me pongo el
broche, rezo las novenas y miro las fotos de mis ancestros, y después, voy y
busco el tapiz que aún no he colocado en las pareces, lleno de colores y vida.
Pero, esos
objetos son solo la representación de mis dos maletas: una cargada de amor y
esperanza, y la otra de mis miedos y bloqueos. La suma de lo que soy, de lo que
hago y de lo que tendré. La maleta de amor está llena de colores, de rojo,
amarillo, anaranjado, verde, azul, morado… esta llena de mi alegría y mi
energía ante la vida, de mi entusiasmo y valentía para volver a empezar, de mi
pasión y de mi espíritu aventurero. Plena de mis oraciones, y ahora mis
meditaciones que me colman de Fe y Fuerza para conectarme con Dios y con el
Universo.
En Parque Naciones |
La otra, la que
juega con mi libre albedrío y juega a ser más pesada, sobre todo en los días
sombríos, y lo que hace es ruido, del murmullo de la gente cuando camino, de lo
que creo que es el menosprecio que me han contado los otros que han emigrado,
de ser una minoría en un lugar, de no saber responder en una lengua extranjera,
la que tiene miedo de molestar o incomodar por no sentirse parte o con
pertenencia, la que siempre se siente fuera de lugar.
Cuando les digo
esto… es porque yo no lo he vivido, es lo que me han contado los demás, mis dos
maletas venían, si justas en sus 23 kilos, con mucho amor y esperanza, en busca
de un horizonte nuevo por una mejor calidad de vida, y con algunos accesorios
de miedo.
Porque lo que he vivido hasta ahora solo es paz, calma y serenidad, me he conseguido con personas muy amables y solidarias, con una lengua distinta, pero no difícil de hablar, con un acento marcado y respetado, pero no por no tenerlo, paso por ser humillada, todo lo contrario, mi acento denota que soy natural de Venezuela, y eso a la gente de aquí le encanta, y lo manifiestan dando las gracias, porque fuimos el país que recibió más portugueses en el mundo y los abrazamos como hermanos.
Yo solo sé, que
soy feliz, que aprendo cada día, que no olvido, ni niego mis raíces, que
enaltecen mi imagen y forma de ser, que con amor o con miedo quiero crecer y
seguir viviendo esta vida nueva que me toco emprender.
No es una vida
en dos maletas, son dos maletas y otras muchas mas en mi vida, una vida llena
de nuevos caminos, de renovarse o reinventarse, de hogares nuevos y muebles
nuevos, de sabores por descubrir y de rincones por curiosear, llena de
abundancia y prosperidad, de la dicha de ser quien quiere ser a donde quiera
que voy, de ser reconocida, de ser, de hacer lo que corresponda y de tener lo
que quiera alcanzar. Solo soy yo.
Así decía mi
papá siempre… Yo soy yo.
Mary Ángel
Bohorquez
No hay comentarios:
Publicar un comentario