Angelito de Amparo en Maracaibo. Venezuela. |
Así inicia la Navidad en Venezuela… con la
musicalidad propia de la navidad, los villancicos, los aguinaldos, las
parrandas y las gaitas. Pero sobre todo con una brisa fría, que solo se siente
en esta época, y que en Caracas se conoce como Pacheco, y es que Pacheco baja
de lo alto de las montañas para pasar las navidades en la ciudad… Pacheco se le
dice en Venezuela al frío de la navidad. Pero también se enciende la ciudad con
las luces que la adornan, pero hay una en particular que indica oficialmente
que es Navidad.
La Cruz del Ávila es el símbolo en la montaña, en
la cúspide del Ávila, una figura en hierro llena de luces que se enciende el 1
de diciembre cada año en Caracas, y el Angelito de Amparo, es la figura de un
ángel luminoso que se ve desde cualquier zona de la ciudad en Maracaibo. Ambos
símbolos representan el vigor con el que los venezolanos disfrutamos la
navidad. Ahora que vivo en Lisboa, también aquí se da el encendido de las luces
y adornan con un gran arbolito el centro de la ciudad en la plaza de Comercio y
decorar toda el área del Chiado, el barrio bohemio de la ciudad.
Plaza de Comercio. Lisboa, Portugal. |
Pero más allá de encender las luces, que significa
entender el espíritu de la navidad, en un año como el 2020 que ha estado
marcado por tantas noticias, con un virus que se expandió más allá de las redes
sociales… no son videos de lo que ocurre en Italia o China, es que el virus
también está aquí entre nosotros en todas partes del mundo, con un nombre
particular. Que para mí significa, CO como era la, VID vida, hasta el año 2019…
porque a partir del Año 2020 otra luz se encendió en el mundo y es una
iluminación. Sea en forma de Cruz o de Ángel, la nueva luz es la Conciencia, de
que el problema de uno es de todos, y lo que ocurre en Francia importa tanto a
los franceses como a los mexicanos.
Cuando era niña mi navidad era tan familiar,
teníamos tradiciones muy marcadas en mi casa, y las luces no eran lo principal,
ni siquiera el Angelito de Amparo, aunque yo vivía en Maracaibo. Ese angelito
ni lo mirábamos, lo importante en realidad era estar todos juntos en navidad, y
ese día mi papá estaba con nosotros, pues el año nuevo lo recibía en casa de mi
abuelo, no con nosotras y mi mamá, lo volvíamos a ver el primero de enero en la
tarde que lo íbamos a buscar.
Para nosotros las luces, era lucir ropa nueva,
desde las 3 de la tarde nos vestían a mí, a mis hermanas y mis primas para
salir con mi abuelo por la cuadra a visitar a los vecinos, tomarnos fotos y
comer lo que nos brindaban, ver los arbolitos y los pesebres de las otras
casas. Cuando ya estaba lista, yo me sentaba frente al televisor a ver los
cuentos de navidad que trasmitían, especialmente la navidad con Snoopy y sus
amigos, el Tamborilero, Odeon, y muchos otros, eran producciones breves, hasta
las 6pm que mi abuelo decía, ¡todas listas! A salir.
Después de recorrido por las calles vecinas
regresamos a la sección de fotografías, y nos volvían a arreglar, y otra vez a
salir, teníamos que ir a cenar donde mi mamá había recibido invitaciones,
primero a que Tía Arcelia para felicitarla por su cumpleaños, y después íbamos
donde la señora Leris, una prima de mi mamá y cenábamos con ellos, porque la
señora Leris prepara una cena de nochebuena inolvidable, platos nacionales e
internacionales, mi prima Nuria y yo jugábamos con luces de véngala… esa era la
magia de las luces de Navidad. Ya pasada la medianoche nos íbamos a nuestro
apartamento, a dormir para recibir a Santa que nos traía los regalos.
Las gaitas no podían faltar y lo que le daba el
brillo a la navidad, eran los temas musicales y los fuegos artificiales, que
significaban felicidad en la ciudad, porque llegó Navidad, es nochebuena y
mañana el Niño Dios nacerá nuevamente entre nosotros para recordarnos que el
Amor es lo más importante del mundo, compartir, sin peleas, ni diferencias y sonreír
es la verdadera navidad. Sin diferencias… pero sobre todo sin temas como la
política y el deporte, por eso no había discusiones, solo porque ya todos
querían comer.
Cruz del Ávila. Caracas, Venezuela. |
Las luces, eran la de nuestros ojos… brillantes,
radiantes de felicidad, porque llegó la navidad y estábamos todos en familia,
unidos y con alegría, festejando la abundancia y la prosperidad.
Mary Ángel Bohorquez
@ahormaryangel
Gracias por tu artículo.
ResponderEliminarGracias a ti por comentar... vendrán muchos más sobre Venezuela y Portugal.
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