Siéntate con un taza de café a compartir |
Cada uno de nosotros necesita
sentir su corazón, saber cómo te sientes, como estás, como te perciben, como
manifestarte, como expresarte. Pero muchas veces en nuestros corazones
ocultamos más de lo que comunicamos, dejando huella en nuestros sentimientos,
que con el tiempo va endureciendo el corazón.
Un corazón duro, es aquel que
deja de amar, de dar cariño, de sonreir, es aquel que le molestan las personas
que se parecen a él, que siempre se está quejando, que solo ve el lado oscuro
de la vida, que siempre está cargado de pensamientos negativos.
Pero hay un mensaje bíblico que
dice que Dios nos dará un corazón nuevo: “los rociaré con agua pura y los
purificaré de sus impurezas y les infundiré un nuevo espíritu, les arrancaré el
corazón de piedra y le daré un corazón de carne” (Ezequiel 36, 25-26)
A la orilla de la playa para compartir |
En ese corazón de carne nace un
hombre lleno de comprensión, amor, esperanza y mucha paz. Ahora bien, cuantos
corazones de piedra hay por allí, gente que endurece su carácter, que se llena
de enfermedades, que se amargan y que el mal genio les acompaña hasta dormidos.
Pues les voy a brindar un
ejercicio sugerido por dos especialistas que nos permite ablandar el corazón de
cualquier persona hostil y que logremos transformar su corazón, echando agua
pura, que no es más que ser transparente en las conversaciones para purificar
su espíritu y darles un aire nuevo, que los convierta en un corazón nuevo.
Según los expertos, Stuart y
Lieberman debemos escuchar al corazón, este muchas veces oculta tantas cosas
que terminan endurecido o enfermo, entonces veamos qué hacer? Si te tropiezas
con alguien que percibes con estas características asume la postura de un terapeuta
y sigue los siguientes pasos, mediante preguntas sencillas que por ser abiertas
abren espacio de interrlación con la otra persona:
1.- ¿Qué ha pasado?
Y dale a la persona la
oportunidad de contar breve o extenso la situación que le ha llevado a
comprimir su corazón. De esta manera se desahoga, puede llorar de emoción, por
frustración o rabia y tú debes estar atento a su narrativa, sin interrumpir, ni
juzgar, mucho menos interpretar, solo escucha, un corazón nuevo necesita ser
escuchado.
2.- ¿Cómo te has sentido?
Allí te va a contar toda sus
emociones vividas, la revive y puede llegar a explotar, deja que grite, te
abrace, que haga pausas y silencio, que no te cuente más o que quiera romper
algo, llorar o reir con nerviosismo, en ese momento está nuevamente en la
situación que le ha llevado a ser introvertido y duro.
Busca un lugar acogedor |
3.- ¿Qué te ha parecido lo más difícil
de esa situación?
Probablemente haga referencia a
todos los involucrados en el asunto, sus reacciones y sus reclamos, a su
reacción frente a la situación, como lo hizo y como le gustaría que hubiese
sido, déjalo hablar, que narre hasta donde llegaron sus actitudes. Que diga las
consecuencias que se avecinan según su perspectiva y que re encuadre le da a lo
vivido.
4.- ¿Qué es lo que más te
ayudaría?
Allí va a referirse a ti, y a los
demás, pero debes conducirlo a que revise en sí mismo e identifique todo los
recursos que posee, conducirlo a ser uso de habilidades y destrezas por lo que tú
compartes con él y que defines como sus capacidades, que vea en él todas sus
bondades y cualidades, lo que le hace especial y único, siendo solo un guía
hacia su propio encuentro.
Así limpias ese corazón, le dejas
puro, oxigenado, dócil y sobre todo como NUEVO.
Son simples preguntas, que quizás
no te atrevas a hacer, pero que generan mucho alivio a quién las debe oír. Fabrica
corazones nuevos, aprende a escuchar al otro, ponte en su lugar, busca un nuevo
corazón.
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