Yo buscando trabajo |
Pues porque quería
trabajar y empecé como loca a enviar CV a todos lados, no me importaba lo que
fuera, solo quería que me llamaran, era 2019, estaba recién llegada y apenas
tenia residencia, muchas ganas de ganar dinero y de salir a las calles de
Lisboa.
Resultó que me
llamaron de una empresa que realiza la facturación del consumo de electricidad
de los hogares, una empresa que gestiona el servicio de cobranzas. De entrada,
me encantó lo que me dijeron en la entrevista, porque era de lunes a viernes de
9 a 6 d la tarde, me dijeron sueldo mínimo y la oficina quedaba bien ubicada y
cerca o al menos accesible de mi hogar. Así que acepte la propuesta de trabajo.
Comenzaba a la semana siguiente.
A la semana siguiente
comencé con un entrenamiento en oficina, totalmente en portugués y éramos
aproximadamente unas 30 personas, todas hablaban portugués nativo, de sus
lugares de origen, Brasil, Angola, Cabo Verde… y verde estaba yo que apenas
medio hablaba portugués, pero si entendí que el trabajo era como la publicidad
de Avon, de puerta en puerta. Allí aparecieron mis primeras dudas.
Luego al tercer día
dijeron: “mañana van a la arena, al ruedo, van a las calles a conocer como es
la reacción de las personas sobre nuestra propuesta”. Entonces llegamos al otro
día, yo hice amistad con una brasilera, pero nos dividieron en grupos y me toco
como líder un portugués, yo debía andar con él, y en mi grupo 2 brasileros y
una chica de Angola, nos montaron en vehículos y salimos, pero me di cuenta que
agarraron carreteras, unas autopistas y me doy cuenta que salimos de Lisboa…
comenzaron a aparecer mis miedos, y entonces pregunté: ¿hacia dónde vamos? Y me
responde el líder: “a Peniche”. Inmediatamente lo busque en Google Maps y era a
2 horas y media de Lisboa. Pensé que hago yo aquí, con una gente que no
conozco, saliendo de Lisboa, mi territorio seguro. ¿Que hice? Le escribí a mi
esposo y le conté.
Llegamos al lugar y
nos bajamos de los vehículos, nos indicaron lo que teníamos que cubrir y
comenzó el trabajo puerta a puerta, y es entonces cuando aparecen más miedos…
al abrir la primera puerta salió un perro inmenso ladrando que me paralizó y me
asuste, mi líder me dijo tranquila, es solo un perro… y yo en mi interior,
diciéndome, como le explico que estoy reviviendo mis miedos, y que no me gustan
o que le temo a los perros. Así fue en casi todas las puertas.
El día se me hizo
largo y llegaron las 5pm y aún estábamos en Peniche, y yo decía y cuando
regresamos, mi esposo me empezó a escribir, y yo le decía que no sabía mi hora
de retorno, total es que salimos a las 7 y llegue a Lisboa casi 9:30pm, no me
viene con el portugués me ubicaron en otro vehículo con puros hombres y a mi
regreso yo solo rezaba, pidiendo a Dios estar en Lisboa.
Al otro día fui a
regresar mi carnet de identificación y a dar las gracias por la oportunidad,
pero que ese trabajo no era para mí, me encontré con la brasilera, con la que
había conectado durante el entrenamiento y ella iba a lo mismo, a decir que NO,
y le pregunté por qué ¿ y me respondió, por el horario, nos dijeron una cosa y
es otra, además llevarnos tan lejos, eso me dio miedo y tercero el pago.
Me sentí mejor, al
saber que no era la única con decepción, pero me quedé pensando en la
experiencia y todos los miedos que tenia que trabajar, miedo a los perros, a
los viajes por carretera, a andar solo con hombres extraños, a alejarme de mi
perímetro y a estar en el extranjero, todas guardadas en mi memoria y en mi subconsciente,
pero mis ansias de trabajar y de ganar dinero, no me dejaron ver que tenia que soltar
primero todas esas emociones y gestionarlas para luego asumir desafíos.
Hoy se los cuento,
porque lo veo como una vivencia y una anécdota, porque asistí a terapias para
superar mis miedos a los perros y a andar sola por la ciudad y paseos. Pero
también para que se den cuenta, que solo crecemos cuando salimos de nuestros
espacios, porque de esta manera nos damos cuenta de creencias limitantes, de
emociones encapsuladas en nosotros que aún nos hacen daño, y en lo que
necesitamos crecer y aprender.
Solo fueron 2 días de
entrenamiento y uno de sufrimiento… pero que hoy me han ayudado a ser fuerte,
valiente, desenvuelta y ser yo misma, para saber que no es el dinero lo que me
hace feliz y me hace bien, existen otras prioridades para mi bienestar integral.
Aceptar lo que tenía que superar, fue el mejor resultado que esta experiencia
me pudo entregar. Por eso, hoy digo Gracias, Gracias, Gracias, porque solo
dure 2 días en un trabajo en Lisboa.